17.9.14

China Zorrilla de San Martín falleció hoy a los 92 años

Nacida en Montevideo en 1922, “China” perteneció a una familia patricia de artistas, en la que destacó su abuelo, el poeta Juan Zorrilla de San Martín y su padre, el escultor José Luis Zorrilla de San Martín. 

Su vida artística como actriz y directora se inició con el grupo de teatro Ars Pulcra, debutando con la obra La anunciación de María, de Paul Claudel. Entre 1946 y 1948 permaneció becada en Londres y estudió en la Royal Academy of Dramatic Art. De regreso se incorporó al elenco de la Comedia Nacional, donde permaneció hasta 1958 actuando en decenas de obras, dirigidas por artistas del prestigio de Margarita Xirgu, Armando Discépolo y Orestes Caviglia.

En 1960 se sumó a la fundación del Teatro de la Ciudad de Montevideo, compañía a la que hizo valiosos aportes, hasta que se radicó durante cinco años en Nueva York. Allí presentó junto a Carlos Perciavalle Canciones para mirar, sobre la obra de María Elena Walsh, con la que ofrecieron al público de Broadway un espectáculo original y netamente rioplatense. 

Entre sus múltiples áreas de acción sobresalieron, por esos tiempos, sus trabajos para la televisión uruguaya, con programas de difusión del teatro y la cultura en general. 

Pero en 1971 se instaló en Buenos Aires para rodar Un guapo del 900, con dirección de Lautaro Murúa, a la que siguieron otros trabajos cinematográficos y escénicos. 


Tras el inicio en 1973 de la dictadura en Uruguay fue proscrita como actriz. Radicada en Buenos Aires, desplegó gran actividad en teatro, cine y televisión. 

En cine participó en más de 50 películas de una amplia variedad de géneros, desde Esperando la carroza, comedia costumbrista dirigida por Alejandro Doria, hasta la historia romántica Elsa y Fred, con dirección de Marcos Carnevale. Leopoldo Torre Nilson, Oscar Barney Finn, Fernando Ayala, Sergio Renán fueron algunos de los directores que trabajaron con ella, mientras Alfredo Alcón, Federico Luppi y Héctor Alterio se encuentran en la larga lista de actores que la tuvieron como compañera de reparto. 

Tras la restauración democrática en 1985 volvió a actuar en Montevideo, con la obra Emily (de William Luce, sobre la poeta estadounidense Emily Dickinson), a la que siguieron muchos espectáculos ofrecidos en la capital y el interior, entre ellos algunos muy taquilleros, como la divertida pieza El diario privado de Adán y Eva (junto a Perciavalle), hasta el drama Camino a La Meca. 

Más allá del teatro de texto, desplegó sus dotes histriónicas y su naturalidad escénica en espectáculos de carácter autobiográfico, en los que –a través de un entretenido anecdotario– repasaba los episodios más significativos de su vida artística. 

Considerada una leyenda del teatro uruguayo, su proyección artística trasciende la escena: fue una figura de referencia en la vida pública tanto de Uruguay como de Argentina.

Entre otros galardones recibió la condecoración de la Legión de Honor en el Grado de Caballero de las Artes y las Letras, que el gobierno de Francia le otorgó en 2008. 

El 14 de marzo de 2012, China quiso festejar su cumpleaños número 90 haciendo lo que mejor sabe hacer: subida al escenario de la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes, en Buenos Aires, diciendo textos para la admiración de una platea que aquel día tenía un auditorio muy especial con varias figuras de su carrera. Una tradicional torta de cumpleaños y un rosario de anécdotas siguieron a la representación teatral, aunque China se retiró de inmediato del lugar, seguramente como forma de reservarse ante semejante alud emocional.


El Pais