21.8.14

Los Siete Principios Herméticos


Hace mucho tiempo ya, y sin saber exactamente cuándo, surgió en Egipto un gran maestro, o maestro entre los maestros al que llamaron tres veces grande. Considerado un dios entre ellos le dieron el nombre de Tot, al que los griegos terminaron llamando Hermes. Es así como nos ha venido hasta hoy en día su nombre y todo su conocimiento. 


Su doctrina se conoce como Doctrina Hermética y se vio reflejada en su libro más importante, El Kybalion. Desde los tiempos más remotos han existido iniciados en ella, aunque se mantuvo en secreto. Así el conocimiento del universo estuvo exclusivamente en manos de unos iniciados o elegidos que estaban preparados para entenderlo. 

La base filosófica de estas leyes radica en el dominio de las fuerzas de la mente y en la transmutación de una clase de vibraciones mentales en otras. Hoy en día ya han salido por fin a la luz sus siete leyes primordiales y son utilizadas en numerosas creencias, religiones y sectas 



Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas la puertas del templo se abrirán de par en par.



1º EL PRINCIPIO DEL MENTALISMO


Este es el primer principio hermético y que encierra una de las verdades básicas sobre la vida y sobre el universo. Y dice así: "El TODO es Mente; el universo es mental". 

Para comprender este principio hay que entender determinados puntos. Para empezar uno debe preguntarse qué es el TODO, para contestar esta pregunta el Kybalion también nos da la respuesta: "Más allá del Cosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la Realidad substancial, la Verdad Fundamental". Esa realidad substancial, esa verdad fundamental es el TODO, que recibe así el nombre por los hermetistas, pero que otros lo llaman Dios, o Eterna energía, o Fuente Divina, etc... Es a su vez ese algo que se percibe que está detrás de todas las cosas y seres vivos. 

Pero tanto el sabio como el iniciado comentan que la naturaleza íntima del Todo es incognoscible. Lo que significa que nadie más que el propio Todo puede comprenderla y verla en su totalidad. Es algo así como la guinda de un pastel que pudiera tener consciencia de que está sobre un pastel y ver parte de él, pero nunca podría llegar a comprender el completo; mientras que el pastel sí puede tener consciencia de cómo es al completo, con todos sus ingredientes, ... El ser humano sería por tanto la guinda de ese pastel y con su mente humana y limitada le sería imposible comprender al Todo, precisamente porque es solamente parte de ese Todo. 

Ahora bien, el ser humano no puede comprender la totalidad del Todo, pero sí puede percibir determinadas cosas relacionadas con él. Por ejemplo, El Todo tiene que englobar toda existencia pues nada puede existir fuera de él porque sino ya no sería el Todo o lo Total. Por lo tanto es infinito en espacio, ya que no puede existir nada fuera de él que lo contenga; y en tiempo, ya que no puede existir nada externo que lo haya creado. A su vez es inmutable, no cambia, siempre debe haber sido y deberá ser igual, idéntico de lo que es ahora: el Todo. Así pues como conclusión todo lo que es finito y mudable no puede ser Todo, como nada existe fuera de él, en realidad lo que cumple las anteriores condiciones es Nada. 

Como eje director tendremos que tener presente ahora dos verdades fundamentales: la existencia de la mente creadora, pues nosotros la poseemos y la existencia de la vida, pues nosotros la manifestamos. Así pues dado que nosotros somos parte del Todo esto es una importante pista para nosotros. De manera que el Todo no puede ser materia, porque la materia no manifiesta vida ni mentalidad, además está demostrado científicamente que la materia no es otra cosa que energía. Por otro lado cabe preguntarse si entonces el Todo es energía, pero no es así pues la mente y la vida no pueden nacer de ciega energía porque nada puede subir más alto que su propia fuente, y la mente y la vida serían una manifestación más evolucionada de esa energía. 

Por lo tanto el Todo ha de ser una Mente Viviente e infinita, eso que los iluminados llaman Espíritu. Pero no podemos ir más allá puesto que definir espíritu es definir al Todo y definir al Todo es imposible porque el Todo es incognoscible excepto para sí mismo. Lo ilimitado no puede ser comprendido por lo limitado. Lo que si sabemos es que dentro del Espíritu se encuentra la materia, que no es otra cosa que una manifestación del mismo Espíritu a muy bajos niveles vibratorios de los que hablaremos más adelante en otro de los principios. 

Una vez llegado hasta aquí el Kybalion nos dice "El universo es una creación mental sostenida en la mente del Todo". Lo que significa que nuestro universo, todo lo que nos rodea, incluso nosotros mismos no somos más que manifestaciones mentales del Todo. De la misma manera que podemos crear un mundo propio en nuestra mente el Todo lo hace con el Cosmos. Por lo tanto el universo es ficticio e ilusorio, pero para un mortal sus leyes son muy reales. De manera que el humano debe comprender que es un sueño del Todo, pero no negar su existencia. 

De ahí el poder del pensamiento, pues con él creamos todo lo que deseamos si somos capaces de llegar a comprender su mecanismo. De ahí que se diga que nosotros somos Dios, o dioses a pequeña escala. 


2º EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA
antiguo


Este es el segundo principio hermético. Es considerado como una de las leyes auxiliares de la mente más importante, puesto que ayuda a la comprensión de la organización del universo incluso en aquellos planos que el humano no tiene consciencia de su existencia por su limitada mente. Así el principio dice: "Como arriba es abajo; como abajo es arriba". De esta manera podemos ejemplificarlo diciendo que estudiando a la mónada se llega a comprender al arcángel. 

Así pues este principio encierra la verdad de que todos los planos de la existencia están en armonía, concordancia y correspondencia porque todos ellos nacieron de la misma fuente: El Todo. 

Para entender entonces lo que se deriva de este principio, el hermetismo ha dividido la existencia en tres grandes planos o estados de conciencia - dimensiones, las diversas manifestaciones de la vida, sin olvidar que es una clasificación bastante arbitraria y que su finalidad es ponernos las cosas un poco más claras para entender qué tipo de relación hay entre ellas. Hay que recordar que la vida y todas sus manifestaciones solamente difieren en grado de evolución; es decir, son lo mismo, pero a diversos niveles. Por contra además cada uno de los tres grandes planos está entrelazado con los otros dos, por lo que es muy difícil establecer una verdadera división. Para hacer las cosas más sencillas todavía, estos tres grandes planos se han divido en otros 7 planos más pequeños y éstos a su vez cada uno en otros 7 subplanos, pero aquí sólo vamos a relatar los dos primeros niveles. 

Así pues el primero de los Grande Planos es el Gran Plano Físico y en él nos encontramos los siguientes planos:

I. El Plano material A: en él nos encontramos con todas las formas sólidas, líquidas y gases. 

II. El Plano material B: en él nos encontramos con formas sutiles que la ciencia comienza a conocer como la radiación. 

III. El Plano material C: en él nos encontramos formas más sutiles que las anteriores que el hombre todavía no ha aprendido a reconocer con su ciencia. 

IV. El plano de sustancia etérica: en él nos encontramos con lo que se denomina éter, y que es el eslabón que une la materia con la energía. 

V. El plano de la energía A: lo que la ciencia llama energía como el calor, la luz, electricidad, etc. 

VI. El plano de la energía B: en él nos encontramos ante lo que se ha venido a llamar las fuerzas sutiles de la naturaleza provocados por la mente. 

VII. El plano de la energía C: es un plano sólo utilizable por seres del mundo espiritual, pues es una energía infinitamente poderosa, y el ser humano no está preparado para contenerla. 

El segundo de los Grandes planos es el Gran Plano Mental y en él nos encontramos los siguiente planos: 

I. El Plano de la mente mineral: en él nos encontramos esas formas a las que llamamos minerales, substancias químicas, etc. 

II. El Plano de la mente elemental A: donde nos encontramos con una serie de entidades desconocidas para el hombre, pero que hacen de puente con el siguiente plano. 

III. El plano de la mente vegetal: en él nos encontramos esas formas a las que llamamos plantas. 

IV. El plano de la mente elemental B: donde nos encontramos con una serie de seres desconocidos para el hombre, pero que hacen de puente con el siguiente plano. 

V. El plano de la mente animal: donde nos encontramos con esas formas de vida a las que llamamos animales. 

VI. El plano de la mente elemental C: donde nos encontramos con una serie de entidades desconocidas para el hombre, pero que hacen de puente con el siguiente plano. 

VII. El plano de la mente humana: donde nos encontramos los seres humanos. 

El tercero de los Grandes planos es el Gran Plano Espiritual, y en él nos encontramos desde las vibraciones más inferiores hasta las más superiores donde nos vamos encontrando con lo que llamaríamos un maestro espiritual, después vendrían las huestes angélicas, después lo que llamaríamos dioses y así sucesivamente. 


Hay que recordar una vez más que estos planos no son exactamente lugares sino tipos de manifestaciones que van desde las menos elevadas, las primeras; hasta las más elevadas, las últimas. 

De esta manera todos los planos están interrelacionados de manera que lo que le afecte a uno le afectará a los de abajo y viceversa. 


3º EL PRINCIPIO DE VIBRACIÓN


"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra." Todos nosotros tenemos un sistema de valores que nos ayudan a diferenciar unas cosas de otras, aquello que debemos hacer de lo que no debemos hacer, lo que está bien y lo que está mal, lo que vale más y lo que vale menos, etc. 

Pero ese sistema es completa y absolutamente subjetivo, puesto que únicamente lo ponemos en función de una serie de cosas que pueden ser medidas por la mente y a través también de unas pautas que nos intenta fijar la sociedad. En este caso suele ser muy típico decir que una persona vale más conforme más estudios tiene, riqueza, un puesto de importancia, fama, ... La mayoría de la gente se pasa toda su vida luchando por conseguir toda una serie de "ventajas materiales" considerando que así será mejor. ¿Cuanta gente hay en el mundo que se infravalora sólo porque no tiene estudios o tiene muy pocos? 

Es cierto que para prosperar en esta sociedad o mundo en el que vivimos se hace necesario luchar con las reglas del juego y procurarse la mayor riqueza que se pueda. Pero el absoluto engaño está en pensar que esa prosperidad nos hace ser mejor personas o nos hace, por lo tanto, ser más valorados ante Dios. 

En el sueño de Dios sólo hay una escala que mide a las personas. Aunque para Dios nadie es mejor que otra persona, ni vale más, pues toda vida, sea como sea es valorada; sí existe una escala que ubica a todos los seres en lo que se llama escala evolutiva. En un patrón muy general lo vimos en el principio de correspondencia. ¿Pero qué es lo que nos hace ser humanos? El poseer un tipo concreto de vibración. ¿Y qué es una vibración? 

La ciencia ha demostrado claramente que todo está en movimiento, todo está formado por moléculas que se mueven, y que a su vez están formadas por átomos que también se mueven y a su vez por iones y electrones que también se mueven. De alguna manera desde la creación más minúscula hasta la más inmensa que se nos pueda ocurrir como las galaxias, está en movimiento continuo. Ese movimiento, que es circular, está conforme a una escala de velocidad; es decir, puede ir muy lento, tan lento que no seamos capaces de percibir el movimiento, o muy rápido, tan rápido que tampoco seamos capaces de percibir dicho movimiento. Así en una escala infinita de velocidades toda la creación divina se mueve. 

En este sentido podemos situar a nuestro cuerpo y a nuestro espíritu. La materia es de baja vibración, lo que la hace densa. Y ser de baja vibración significa que está compuesto por una energía que se mueve algo lenta. Cuanta más baja sea la vibración de una creación más lenta se mueve. Respecto a nuestro espíritu, este es de alta vibración y por lo tanto las partículas de energía que lo forman se mueven más rápido haciéndolo menos denso. 

Ahora bien, el ser humano ha de compartir materia y espíritu, y aquí es donde comienzan a aparecer las divisiones o niveles dentro del propio gran nivel del ser humano. Por regla general se entiende que aquellas personas que son negativas mantienen a nivel global (materia + espíritu) una baja vibración. Mientras que aquellas personas que son positivas a nivel global, mantienen una alta vibración. 

¿Pero qué se entiende por personas positivas y negativas? "Por sus actos los conoceréis", decía Jesús. Aquellos individuos, que se pasan todo el día criticando destructivamente a los demás, que son esclavos de su ego, aquellos que están todo el día pensando en cosas tristes o en catástrofes o que todo va mal, aquellos que suelen odiar a alguien, aquellos que mienten, que viven en una farsa, que aparentan lo que no son, que pasan por encima de los demás, etc. En definitiva, aquellos individuos que tienen comportamientos denominados DESTRUCTIVOS, es decir, que no son útiles al espíritu, mantienen una baja vibración. No significa que solamente aquel que reúna todas las condiciones o que siempre se comporte así tenga una baja vibración. Pues el mero hecho de realizar en algún momento una de estas cosas ya es motivo de que nuestra vibración sufra un descenso. De manera que cuantos más comportamientos destructivos tengamos más nos irá bajando nuestra vibración. ¿Y qué consecuencia tiene? Cuando dejamos que nuestras vibraciones bajen nos hacemos más vulnerables a las desgracias, a vivir completamente estresados el sueño del mundo. Nos dejamos arrastrar por todo lo que nos pasa y nos perdemos en un mar de confusiones y dudas continuas. Nos volvemos más a la defensiva, y a su vez atacamos más a otros. En conclusión: somos mucho más desgraciados. 

¿Y cómo se puede mantener una alta vibración? Realizando todos aquellos actos que son denominados CONSTRUCTIVOS. Es decir todo aquello que no busque el herir al prójimo, interfiriendo su libre albedrío, por lo tanto, dejando de ser esclavos de nuestro ego. Es decir, comenzar a conocernos y deshacernos de toda esa subjetividad que llevamos dentro para descubrir nuestra verdadera esencia divina, ésa que realmente debería llevar la batuta de nuestra vida. ¿Y por qué? Por qué entonces seríamos más felices, comprenderíamos el sentido de nuestra existencia, y la armonía se instalaría en nuestra casa. ¿Y cuál es la herramienta más poderosa para elevar nuestras vibraciones? El Amor. Por ello se dice que dios es Amor, que es el Creador. Pero el ser humano no está preparado para subir de vibraciones de forma demasiado brutal. Entendiendo por brutal, subir muy alto y demasiado rápido, porque nuestro cuerpo, como es de baja vibración no lo soportaría. Sólo unos pocos lo han conseguido, aquellos a los que los textos llaman "iluminados". Los demás seres humanos debemos ir subiendo a ritmos más lentos y más dosificados, pues las purificaciones a las que nos tenemos que afrontar son inmensas. 

Por eso a veces hemos escuchado de nuestros amigos un comentario como "ese individuo me da malas vibraciones" o "eso que me cuentas me produce unas fantásticas vibraciones". Ahora ya estás en disposición de entender qué se esconde detrás de esos comentarios. 

Las vibraciones también se traducen en música y en colores. Por ejemplo los colores que más opacos son nos dicen que hay bajas vibraciones, mientras que los que son más cristalinos y puros, nos hablan de que hay buenas vibraciones. La música más estridente baja vibraciones, mientras que aquella armoniosa las eleva. 

Así que de una manera global podemos por el principio de correspondencia decir que a pequeña escala, por ejemplo en nuestras vidas hay bajas y altas vibraciones, y a gran escala podemos decir que también sucede así en la Creación. De esta manera aquello a lo que se llama "las tinieblas", "seres diabólicos", "la oscuridad", "el mal", etc posee una vibración muy baja, mientras que aquello a lo que llamamos "divino", "el bien", "la luz", "seres angélicos", "maestros", "guías de luz", etc son creaciones divinas de elevada vibración. 

Y como todo se mueve, todas las creaciones pueden bajar y subir de vibración según su comportamiento. 

¿Y como se relacionan esas vibraciones? Se repelen. Quiere decir esto, que aquellos individuos negativos sólo encontrarán gente como ellos, mientras que aquellos individuos positivos estarán rodeados de buena gente. Así que si a veces te preguntas por qué tienes los amigos que tienes, échate un vistazo y lo verás. "Dios lo cría y ellos se juntan", por la ley de las vibraciones. 

Generalmente tenemos a nuestro alrededor a individuos de nuestra vibración, o de una vibración un poco inferior o un poco superior. Pero nunca de una diferencia abismal. 

Sólo seres muy elevados como por ejemplo los ángeles son capaces de evitar las consecuencias de las bajas vibraciones de muchos seres humanos y acercarse a ellos para poder ayudarlos. 
4º EL PRINCIPIO DE POLARIDAD



"Todo es dual; todo tiene su par de opuestos; los semejantes y desemejantes son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades, todas las paradojas pueden reconciliarse." 

¿Cuantas veces hemos escuchado que los polos opuestos se atraen? ¿Que todo es lo mismo manifestándose de formas distintas?... Muchos se pueden estar preguntándose realmente a qué se refieren cuando se habla sobre ello. 

El ser humano está muy acostumbrado a clasificar el mundo que le rodea a través de las aparentes diferencias que existen en él. De esta manera va agrupando y jerarquizándolo todo. Pero si nos guiamos hacia un nivel más profundo, podremos comprender que realmente todo se reduce a la existencia de la dualidad o polaridad positiva o negativa. El gran ejemplo que se utiliza para entender este principio es el de la temperatura. Si cogemos un termómetro y lo introducimos en agua fría obtendremos un determinado grado de temperatura, si lo introducimos en un vaso con agua caliente, el termómetro reflejará otro muy diferente. Así pues el hombre ha llamado "calor" a un tipo de grados de temperatura, y "frío" a otros. Pero a pesar de la diferencia de grados, y de la forma diferente de manifestarse cada uno de los elementos, en el fondo sólo es Temperatura. Es decir, es exactamente lo mismo, manifestándose de maneras distintas. 

Si echamos un vistazo a nuestro alrededor observaremos que todo se mueve por este principio. Otro ejemplo claro es la diferencia entre el blanco y el negro. Ambos son reflejo de unas determinadas vibraciones que emiten un color. En el blanco residen todos los colores y en el negro no reside ninguno. Aunque en apariencia son muy distintos, a niveles más profundos son lo mismo. Y ocurre igual con la luz y la oscuridad, con el hombre y la mujer, lo bueno y lo malo... 

Ahora bien, si realmente nos interesa conocer este principio es por sus consecuencias a nivel mental. Porque en nuestra mente también se ve reflejada continuamente la polaridad. Un ejemplo clarísimo es el del Amor-Odio. Hay varios dichos que hablan de que del odio al amor hay un paso, e viceversa. Aunque todos comprendemos que son manifestaciones totalmente distintas, una de tipo positivo y otra de tipo negativo, no se puede negar que ambas son en su esencia lo mismo. Por ello, una se puede transmutar (transformar) en la otra en cualquier momento. Lo mismo sucede con el valor y el miedo, la alegría y la tristeza, ... Todos son un tipo de sentimiento que puede manifestarse de maneras muy distintas, desde la manifestación de vibración más baja hasta la manifestación de vibración más alta. 

En conclusión ¿por qué nos interesa tener siempre presente en nuestro comportamiento este principio? Si tenemos presente que la dualidad es transmutable en esencias similares y no distintas, es decir, el amor se puede transmutar como hemos dicho en odio, pero nunca en un color negro, en frío, ... Y si tenemos presente que los polos negativos son de más baja vibración que los positivos, seremos capaces de conseguir transmutar nuestra mente en algo mucho más elevado. Y como ya sabemos que Todo es Mente, significa que podremos hacer de nuestro mundo un mundo mucho más feliz y armonioso. 

¿Y cómo se logra esto? Pues de una manera muy fácil y que todos conocemos: el pensamiento positivo. Por ejemplo, si una mañana nos levantamos muy tristes o desganados, en vez de permitir que esa vibración baja nos afecte el resto del día, procuraremos elevar nuestra mente, pensando cosas bonitas que pueden suceder o que han sucedido. Es decir transmutando nuestra mente hacia la alegría. Por eso cuando te dicen que ames a tu enemigo, te están diciendo que transmutes tus pensamientos negativos hacia dicho individuo que te perjudican porque son de baja vibración, a unos positivos de alta vibración como es el amor. Además como ya sabes que odio y amor son de la misma esencia, tienes por tanto la prueba que necesitas de que realmente puedes transmutarlos uno en otro. 

Y así con todas las facetas de tu vida, de manera que tu tienes la llave de tu elevación. Lo que tu pienses es lo que te define, y es lo que se acercará hacia ti. Así que si quieres que las cosas en tu vida comiencen a ir mejor, transmuta tu mente del pensamiento negativo de que todo te va mal, hacia el positivo de que todo irá bien. 

5º EL PRINCIPIO DEL RITMO
sabiduria

"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma medida de su movimiento hacia la izquierda; el Ritmo es la compensación." 

Para comprender este principio hay que tener muy claro el anterior. Para intentar transmitir las las cosas más claras vamos a poner el siguiente ejemplo: si nosotros cogemos un péndulo y lo balanceamos hacia un lado observaremos que tras llegar al final de ese lado poco a poco se va dirigiendo hacia el lado contrario. Lo más importante es que el mismo recorrido que realiza hacia la derecha, después lo va realizando hacia la izquierda. Es a esto a lo que se refiere la ley cuando habla de "compensación". En el universo como en los seres que habitan en él ha de existir un necesario equilibrio que sólo se ve alcanzado por esta "compensación". 

Por ejemplo a niveles físicos, el día le sigue la noche y a la noche el día. Si no existiera la ley de compensación podría haber un desequilibrio que nos hiciera tener noches y días aleatorios, sin un orden lógico. Otro caso es el de las estaciones, el contrapunto del verano es el invierno y viceversa, el contrapunto de la primavera es el otoño y viceversa. Las cuatro estaciones mantienen un equilibrio lógico. También sucede así en el período de vida de una estrella, cuando nace se va acercando a su período de madurez a su momento más álgido, y cuando lo pasa vuelve de nuevo hacia un período sin fuerza y termina por morir. Al clima también le pasa lo mismo, a periodos importantes de sequía le suele suceder períodos importantes de lluvia, ... 

Al ser humano le sucede otro tanto de lo mismo en sus planos físicos, mentales y espirituales. Es por eso que resulta de vital importancia conseguir desvelar cuáles son nuestros ciclos, para poder neutralizarlos. Es decir, la ley del ritmo no se puede destruir, pero eso no significa que no se pueda escapar de ella, en lo que se llama la "ley de neutralización". 

La actividad mental-sentimental del ser humano suele ser generalmente como vemos en el gráfico. Es decir inevitablemente nos dejamos arrastrar por períodos de sufrimiento y depresión a los cuales le sustituyen finalmente en la misma medida períodos de gozo y placer. Es cierto que ese gozo y placer experimentado es realmente maravilloso, pero es inevitable que después llegue otro período de sufrimiento en la misma medida. 

Pero como hemos hablado hay posibilidad de neutralizar los efectos del ciclo desplazándonos a nuestro ego superior, es decir, permitiendo que el proceso sólo funcione a niveles inconscientes, pero que no arrastre consigo los niveles conscientes. Visualmente sería como ver que se acerca un período de sufrimiento y en vez de arremeter contra él nos situamos por encima. Realizando este tipo de proceso vamos adecuando nuestras fuertes ondas sentimentales-mentales anteriores a unas ondas cada vez más leves, de manera que la serenidad y paz se va instalando en nuestro interior impidiendo que el ajetreo "mundano" nos arrastre con él. Pero esto se puede decir que trae consigo un "inconveniente", es decir, es cierto que poco a poco conseguimos que el sufrimiento nos vaya afectando mucho menos, pero por la ley de la compensación también es cierto que los gozos serán menores. Sería algo parecido al gráfico. 

Los herméticos además aplican esta ley del ritmo incluso a ciclos mucho mayores. Para ellos estos ciclos también se sufren a través de las numerosas encarnaciones del alma. De manera que si una vida anterior la tuvimos llena de sufrimientos, la siguiente estará llena de grandes ilusiones, y la siguiente otra vez de grandes sufrimientos, etc. Por eso es tan importante aprender cuanto antes a neutralizar sus efectos, ya que así las sucesivas vidas serán algo mucho más equilibrado. 

6º EL PRINCIPIO DE CAUSA-EFECTO

"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se la da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley." 

Esta es una de las leyes mejor conocidas de los principios herméticos quizá porque cualquiera que se ha empapado un poco de la sabiduría espiritual la tiene siempre en cuenta, conozca los principios o no. 

Siempre nos han enseñado que todo lo que hagamos tendrá una recompensa. Si nos sacrificamos y trabajamos duro a largo plazo obtendremos un éxito, si respetamos a los demás a nivel general los demás nos respetarán a nosotros, etc. Todo esto está inmerso en las profundidades de esta ley, donde a niveles de vida más superficiales esta ley es la que nos ayuda siempre a obtener esos logros que tanto perseguimos durante nuestra vida o a obtener esos fracasos que la mayoría de nosotros llamamos con el calificativo de "anunciados". 

Pero ¿por qué son "anunciados" esos fracasos o esos éxitos? Porque la persona ha estado trabajando, creando y forjando una serie de causas para que al final se llegara al efecto deseado como objetivo. ¿Y es tan fuerte esta ley? Si, lo es. Es una ley que lo trasciende todo, que va más allá de estas y otras vidas. Esta ley te dice que absolutamente nada sucede por azar, esta ley te dice que no existe la casualidad sino la "causalidad". Nada en el universo es casual, todo está perfectamente organizado y calculado. Si existiera el efecto aleatorio el Todo sería un caos y sabemos que eso no es así sólo con mirar hacia las leyes universales. Lo que pasa es que al hombre le cuesta mucho ver en lo más profundo de su alma para determinar realmente porqué está sucediendo lo que está sucediendo. Es más fácil echarle la culpa al destino o a otras personas de aquello que la vida nos devuelve en desgracias que admitir que nosotros hemos tenido algo que ver. 

Nosotros somos seres dotados de libre albedrío. Dotados pues de una capacidad de libertad de acción en nuestra vida. De nosotros depende saber utilizarla en nuestro favor o en nuestra contra. Es el momento ideal para recordar esa famosísima frase de Jesús que dice "se recoge lo que se siembra". La naturaleza nos da pues la pauta. Si siembras negatividad, pensamientos oscuros, deprimentes, tristes, o todo lo ves mal; entonces recogerás todo eso que has pensado. Sin embargo si piensas en positivo, en amor, en la alegría de vivir; verás que recoges también todo eso que has pensado. Es el momento de decirte que midas muy bien tus palabras, actos y pensamientos porque ellos son siempre los que originan esas causas que después te traerán una serie de consecuencias. 

Generalmente el humano es capaz de discernir cuando conoce esta ley, de donde han partido las desgracias o beneficios que se están viviendo ahora. Pero hay algunos efectos cuya causa se ha originado en vidas pasadas y por ello no logramos a entender de dónde ha surgido o se nos hace más difícil llegar a comprender cómo fue. Para ello suelen ser muy útiles las meditaciones profundas o las regresiones conscientes. 

Se puede decir que esta ley es la que apela a la ley del Karma. Generalmente esta ley se aprende a través del "Ojo por ojo, diente por diente", es decir. Para curar ese karma negativo, una de las cosas más comunes, es sufrir en nuestras "carnes" aquello que en su día hicimos mal o le hicimos mal a otros. Se supone que así uno aprende la lección y no lo vuelve a hacer a no ser que desee volver a sufrir. Por ello es muy típico que quien se dedica a la hipocresía después sufra en su propia vida los efectos de la misma, etc. Recuerda siempre que la vida es un teatro donde nosotros fijamos el guión según unas directrices que eviten el caos. Imagina que pasaría si alguien que ha sembrado durante mucho tiempo amor, nunca lo fuera a recibir simplemente por un factor aleatorio. Eso no sería justo. Así que esta es la justicia de dios: todo lo que hagas tendrá un efecto y ese efecto su recompensa, ya sea positiva o negativa, siempre en función de su causa. 


7º EL PRINCIPIO DEL GÉNERO
universales

"El Género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos." 

Antes de abordar la explicación del último principio hermético hemos de realizar una importante aclaración. No se debe confundir "género" con "sexo", pues este último sólo es una de las manifestaciones físicas del primero. En sí, el término "género" deriva de la raíz latina que significa crear y producir. 

Por lo tanto este principio se refiere exclusivamente a un función de generar diversas manifestaciones visibles a través de la unión de los principios femeninos y masculinos en cualquiera de los planos que ya hemos estudiado. 

El proceso en sí es el siguiente: el principio femenino utiliza la energía que le envía el principio masculino para realizar una creación, de manera que ninguno de los dos principios es capaz de actuar por si sólo, se necesitan imperiosamente el uno al otro. Si bien es cierto que en la mayoría de las creaciones el principio masculino y el femenino existen por separado, hay también formas de vida que poseen ambas combinándose en un solo organismo. 

Pero, no vamos a entrar a analizar las manifestaciones de este principio en el plano físico porque muchas de ellas ya son obvias y otras están siendo descubiertas por la ciencia moderna. Lo que realmente nos interesa es cómo afecta este principio en nosotros mismos. 

Sin duda a la mayoría de nosotros nos sonarán las ideas de "mente objetiva, mente subjetiva", "consciente y subconsciente", "mente activa, mente pasiva" etc... Es por tanto la existencia de la dualidad mental la manifestación del principio del Género en nuestra mente. De hecho al principio masculino de la mente se le asignan los calificativos de: consciente, activa, objetiva, ... Mientras que a los femeninos se le asignan los calificativos de: subconsciente, pasiva, subjetiva, ... Pero no nos deberíamos quedar en estas simples líneas, así que avanzaremos hacia la raíz de la cuestión. 

Todos nosotros disponemos de dos partes muy claras, una es la conciencia del "mi" y otra es la realidad del "yo". En el "mí" se encuentran reflejados todos aquellos pensamientos, ideas, sentimientos, etc. que corresponden al individuo y que puede estar más o menos identificado con ellos viviendo más o menos manejado por esos deseos, recuerdos, etc. Esta parte de nosotros mismos es inmensamente creadora, representa al principio femenino, y es la que nos permite desenvolvernos como personas. Mientras que el "yo" representa el principio masculino porque es una realidad dentro de nosotros mismos que generalmente emite grandes cantidades de energía al "mi" para que este pueda llevar a cabo lo que desea. Aunque hay momentos en los que prefiere ser un simple espectador de los vaivenes del "mi". En este sentido se le suele conocer con el nombre de "SER". 

De ahí que se diga que todos somos creadores o dioses en potencia, pues si fuéramos capaces de poner en práctica ambos principios sin duda haríamos "grandes milagros". La mayoría de la gente vive sin usar su principio masculino, es decir, piensa, sienten, intuyen, ... pero no dotan a esas ideas o pensamientos de la energía necesaria para que puedan suceder. 

El problema básico radica en que el ser humano vive demasiado tiempo o demasiado identificado con el "mi" y no se da cuenta de que tiene un "yo" o "ser". De manera que se ha polarizado en el principio femenino dejando inerte su principio masculino donde reside la voluntad.